sábado, 25 de junio de 2011

cerrando los ojos

Todos los días me levanto pensando que me gusta mi vida, que todo está en su sitio, que no hay problemas, que no hay motivo para no sonreir. Esas palabras me las repito a mí misma tantas veces como sea necesario hasta que yo misma les vea el sentido y sea capaz de sonreir ante esa realidad que yo me he creado, una segunda realidad opuesta, que no tiene nada que ver con la que realmente es mi vida. Aún sabiendo todo esto,  hago lo posible para creer la otra opción, la opción que te da una realidad con esperanza, felicidad y sonrisas, pero como se suele decir todo tiene un límite, un final, un punto álgido de no retorno, pues esa es la verdadera razón por la que hoy estoy escribiendo. Creo que ha llegado mi límite, el final de esa realidad opuesta, el final de la mentira, de mi propia mentira. No se cuando ha ocurrido, no se ni si es real esto que siento, no se incluso si verdaderamente este es el final y lo peor es que lo único que se es que el significado de ese final es que terminó el nosotros y comenzó el  yo...

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