domingo, 9 de septiembre de 2018

Son las 00:43 de un 8 de septiembre, con mas inri, dia de asturias. Mañana o, mejor dicho hoy, termina una de las peores semanas que recuerdo. Estoy en un insomnio permanente, un vacío interno demasiado profundo, una oscuridad de pensamientos y emociones que realmente me preocupa y una profunda e intensa tristeza.

No sé qué ocurre, no sé cuándo empezó, cuando se desencadenó esta situación o cuando se vino abajo  todo, pero lo que si que se, lo que realmente tengo claro, es que algo se acabó, algo se para aquí, no puedo continuar con todo esto.

Soy dramática, exagerada e impulsiva pero también soy nerviosa, intensa y apasionada. La mezcla explosiva de todas esas cualidades han creado un monstruo, un monstruo que yo jamás pensé que llegaría. No me veía capaz, no creía que fuese de esas, no lo quería ser. Hubo un tiempo en el que me negué, rechazaba todo atisbo mínimo de locura e incluso llegue casi a perderlo todo por no ser capaz de dar un paso más. Pero, ¿que paso? Que lo di, vamos que si lo di. Mis cualidades locas se unieron para crear el mayor amor jamás visto ni imaginado. Lo soñe todo, lo ame hasta lo más profundo de mí y me ilusioné como nunca pensé que haría. Pensé que era para siempre, que era para mii, que era mi media naranja, mi otra mitad y mi todo.

Y ahora, hace dias, horas o minutos el muro se derrumba, los sueños se ahogan en lágrimas, y lo lloro, lloro todo lo que pudo ser y quizá ya no sea. Lloro los futuros juntos, de todo y de nada. Lloro con amargura los quizás no mañanas juntos y lloro con nostalgia los maravillosos dias juntos. Porque si, he vivido la mejor y mayor historia de amor que voy a vivir nunca. De eso estoy segura

Ante todo, la vida. Y como vida, mi amor por ti. Dulce, apasionado, intenso y eterno.