En momentos como este, cuando
todo está bloqueado, cuando veo que ninguna somos lo que eramos, que ninguna ve
la salida, la solución, ni siquiera él, el que nos guía es capaz de hacernos
llegar a tierra firme he decido intentar encontrar el problema y a continuación
la solución.
Empezamos con pie firme, solido, fuerte, casi
sería capaz de decir que teníamos seguridad absoluta en nosotras, en lo que
somos y en lo que íbamos a conseguir. En esos primeros momentos, esos primeros
partidos, esos primeros contactos de principio de temporada, nos sentíamos muy
fuertes, tanto que llegamos a pensar que todo estaba hecho, que solo siendo
nosotras mismas, estando juntas, luchando y jugando como sabemos, no de una en
una, no de forma individual, sino juntas, como solo nosotras sabemos, apoyándonos,
confiando plenamente en cada una de nosotras, porque sabíamos lo que valíamos y
lo que queríamos conseguir a final de temporada, lo conseguiríamos, pero llegó
el momento en que todo eso cambió, poco a poco fuimos perdiendo esa seguridad,
las lesiones llegaron y con ello la desconfianza, el pesimismo, y la tristeza
en nuestro propio juego.
Nunca pensé que podría llegar un
momento en esta temporada, que se presentaba como quizá la definitiva, en la
que conseguiríamos demostrar lo que somos, lo que nos merecemos, en las que después
de un comienzo tan perfecto como el que tuvimos, acabemos poco a poco
derrotadas por nosotras mismas, por nuestros miedos. Esos partidos en los que
las jugadas salían solas, en las que sabíamos donde estábamos cada una, donde confiábamos
ciegamente en nosotras solo mirándonos, y que ahora hayan pasado a ser partidos
en los que nada sale, nos sentimos fuera, ya no somos un equipo, nos sentimos
derrotadas y lo que es peor, ya no disfrutamos jugando, ya no sonreímos,
estamos…. tristes.
Hemos llegado al peor punto de un
equipo, al final, a donde todo es negro, y ahora en este instante, hago un
llamamiento a nosotras mismas, a nuestro orgullo por este equipo, por nosotras
y lo más importante al amor por este deporte, para salir adelante, para ser
capaz de demostrar lo que valemos, que
no somos una, ni dos, ni tres jugadoras buenas que guían a una rebaño de
jugadoras mediocres, somos un EQUIPO, en el que todas, y repito todas, somos
las mejores, y no me refiero a ser las mejores técnicamente, ni físicamente, ni
tenemos mil medallas que enseñar, todo lo contrario, somos mas bien todas esas
jugadoras que ni fu ni fa, que en un equipo superior seriamos suplentes y solo saldríamos
para permitir descansar a las buenas y que pasaríamos desapercibidas, pero en
nuestro equipo, en este que hemos hecho
nosotras mismas, poco a poco, estamos las personas necesarias y perfectas para
llegar a donde nos lo propongamos, porque confiamos en nosotras, porque jugamos
unidas, porque sabemos cuando una está mal e intentamos animarla, porque no
solo somos amigas en el juego, somos amigas fuera y dentro de la cancha, y lo más importante y por lo que yo creo que
debemos sacar ese alma de ganadoras que todas llevamos dentro, es porque amamos
este deporte, porque soñamos todo el año con ganar esta liga, con ser por fin
las ganadoras, las que de verdad demuestran lo que son, las que estamos
orgullosas de este equipo y de lo que hemos conseguidos, pero lo importante es que estamos orgullosas
de nosotras, asi que tras esta reflexión os diré, que luchemos, que salgamos
ahí, semana tras semana a demostrar quienes somos, a demostrar quién es FODEBA
y porque amamos este deporte.